domingo, 19 de agosto de 2012

ABRIENDO EL APETITO: poemas escogidos de "A una muchacha que vi una mañana"


5
Se sabe que las antenas
u otros fósiles de alambre
conquistaron tejados y terrazas
en pos de alcanzarte.
No hay duda en que la minúscula de tu nombre
se encierra en la azotea del pentagrama,
que te llama a cada nota,
cada súplica que es acorde.
Se sabe que los libros de tapa dura
son sólo una sola pose,
que se mueren por viajar en tus bolsillos
y morir bajo la cama entre clínex y pelusas.

14
Qué bien se vive sin el pequeño vacío
tras cerrar la puerta en primavera
o sin la nostalgia que produce
la hazaña de apañarme solo
en doblar las sábanas.

24
En una fecha cercana apareció
tu mirada de vergüenza
como el primer día en un gimnasio.
Estabas en el trance de perdonarte
para que yo te perdonara,
acariciando ese perdón entre cajas de mudanza.
Aguantando hasta que la rutina de los lunes
volviese a distraerme,
aprovechar algún monosílabo
que cerrara las maletas.

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