POSTRE COMPARTIDO
Cómo crecen las mesas de los restaurantes si te sientas frente a mí,
cuando dejas los flancos tan absolutamente libres
como acantilados del norte,
cómo rompes la armonía del mantel
que hasta el camarero más joven
tiene que venir a cambiarte los cubiertos,
tenedor frente cuchillo y viceversa.
Y nada más sentarte acabas de darte cuenta
lo mucho que odio no tener la posibilidad de chocarme con tus copas,
que sea misión imposible robarte algún trozo de tu pan,
que sea una hazaña compartir algún plato de lado a lado de la mesa,
y que decepción verte incómoda
porque en esos sitios tan caros
ponen mala cara con el postre compartido.
MITOS, CUENTOS Y LEYENDAS
Amo la leyenda de que hay justicia en la poesía,
la leyenda de que los malos
nunca consiguen a la chica
o se caen del caballo al final de la carrera.
Amo la leyenda del efecto mariposa,
la del granito de arena.
Amo la leyenda de llamarse tras septiembre.
EL POP NOS ESTÁ MATANDO
Tengo atrancada la sinestesia
entre los colores de las sábanas
y el olor de tu champú en la bañera.
Y es en ese momento
cuando uno puede plantar la exclamación:
qué placer oler cómo arden tus discos de pop
cuando hay goteras de minutos
y los marcos están empeñados en descentrarse,
borrachos de equilibrio.
Aún sigo hundiendo los adoquines
y el asfalto del otoño sobre mi paso,
yo que he sido sólo así de alto a través de tu mirada,
como si tu gesto me calzara y, entonces,
naciera la poesía sustentada en lo cotidiano:
candados en los puentes
y zapatillas en cables de tensión eléctrica.
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